Tengo unos amigos que
son oro molido, canela en rama y bocato di cardinale todo junto. Por
si fuera poco con ser maravillosos “per sé” se han reproducido y
han tenido cachorros exactamente igual de maravillosos que ellos. (*) Y
por si tanta maravilla fuera poca, cada domingo tienen a bien
invitarme a comer en una maravillosa finca en un pueblo cercano a
Cáceres donde tienen un maravilloso chalet con su maravillosa
piscina en verano y su maravillosa chimenea en invierno. El campo, lo
llamamos. Sé que yo como mucho e intento compensarles con un postre
casero o en su defecto algo de bollería industrial riquísima
comprada en la multitienda de debajo de mi casa. Poca cosa, lo sé.
Esas comidas me fascinan porque, como corresponde a la hija única de
familia escueta que soy, me encantan las familias numerosas. Mis
amigos son cinco hermanos con sus respectivas parejas y sus
respectivos churumbeles. Nos juntamos casi veinte personas a comer
cada fin de semana y es divertidísimo. Creo que el secreto de esa
familia es que además de ser hermanos y cuñados son muy amigos. Se
llevan muy bien y se nota. El padre de todos ellos es “el abuelo”
y es una persona tan adorable y entrañable que necesitaría un post
aparte sólo para describirle a él. Quizás algún día. Quiero
tanto a esa familia que les he adoptado de la misma forma que ellos
me han adoptado a mí. Los niños me llaman tita y eso me emociona.
No sé lo que es tener sobrinos de sangre pero creo que tiene que ser
un sentimiento muy, muy cercano a lo que yo siento con estos críos.
Les quiero y les llamo mis sobrinos porque les siento así.
Ayer mi sobrina V. de
diez años me dijo-”Tita, ¿me dejas que te pinte las uñas?”.
“Claaaaro- le dije yo- pero ya sabes que yo me las muerdo y
las tengo feas y muy cortas”. “Da igual, verás qué bonitas te
las dejo”. V. es tremendamente inteligente. Tanto que a veces me da
miedo. Jamás gané a nada jugando contra ella y, vivedios, que no
soy de las que me dejo ganar fácilmente. Le he enseñado a jugar a
los barcos, a “alto el lápiz” y a alguna cosa más y siempre ha
sido imbatible. Ahora el niño (“mihijo”) no me deja tiempo para
echar una partidilla con ella y sé que lo echa de menos. Yo también.
Siempre ha sido guapa pero ahora se está haciendo mayor muy deprisa
y está preciosa. Me da pena que crezca tanto, no puedo evitarlo.
Dentro de poco los adultos le pareceremos aburridísimos y jugar
conmigo a algún juego de mesa le resultará un coñazo. Jo.
Mientras ese momento
tan triste llega, le dejo que me pinte las uñas y lo que sea. Ayer
se lució. Primero me dio una base color rosita pastel, después me
pegó dos flores (una en el anular izquierdo y otra en el pulgar
derecho) y después lo selló todo con una capa de brillo. Se adjunta
foto de mis muñones floridos.
También ayer le
enseñé a bailar unos pasos de tango. No teníamos música y tuvimos
que improvisar cantando nosotras mismas “Adios muchachos,
compañeros de mi vida”. Fue divertido mientras duró aunque
duró bien poco. No llevábamos ni dos minutos cuando llegó mi hijo
a marcar territorio. V. y yo estábamos bailando un tango de lo más
“apretao” pero consiguió interponerse entre las dos al tiempo
que con una mano me tiraba de la camiseta y con la otra se golpeaba
el pecho como Camarón. “¡¡¡¡Mamámamámamámamámamá!!!!!”.
Evidentemente, la escena no le
había molado nada. Su madre bailando con otra, hasta ahí podríamos
llegar. Sopesó llorar pero prefirió enfadarse. Se sentó en el suelo con los brazos cruzados, la cabeza baja y el ceño fruncido. Intenté remediarlo sacándole a bailar pero no quiso. "Que se joda el capitán que no como", me vino a decir con esa actitud tan digna.
Y es que, ya se
sabe, lo celos son puñales que te atrapan.
ROSA
(*) Este post no es de peloteo. Mis amigos son maravillosos, pero no leen este maravilloso blog. Los muy...
Queridísima Rosa:
ResponderEliminarTienes muchísima suerte porque siempre te rodeas de gente que te quiere y que son como una familia para ti.
Tú no necesitas tener hermanos con toda esa gente que tienes a tu alrededor. Eres una persona con suerte porque a los hermanos nos vienen impuestos de fábrica y tú puedes elegir hermanos, sobrinos...
Espero que por lo menos me consideres como una prima hermana. No tengo chalet para invitarte los sábados-los domingos ya los tienes ocupados-pero tienes un lugar importante en mi corazón. Pilar P.
Tú y yo somos primas gemelas, como mínimo. Me alegra mucho que hayas vuelto, eso significa que todo va mejor en tu entorno. Un besazo enorme, enorme. ROSA.
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