Ya he mencionado
alguna vez que a mi hijo le chiflan los coches de juguete. Es raro
verle sin uno en la mano y tiene cientos. Se pasa horas haciéndolos
rodar por todo tipo de superficies y el 90% de su tiempo de juego se
lo dedica a ellos.
Sus favoritos son los
protagonistas de la peli Cars: Rayo Mcqueen, Finn Mcmissile, Francesco y Mate.
Los Reyes Magos que
son muy listos, muy generosos y sobre todo muy magos saben que este año se ha portado bien (ejem, ejem) y le van a
traer en Navidad este fantástico garaje. ¿Verdad que es muy chulo?
Cuando ayer llegué a casa después del trabajo y vi el desorden que había en el salón, juro que pensé que habían entrado a robar. Me tranquilicé enseguida
cuando vi que no había ningún butrón ni ningún policía con polvos y pinceles tomando huellas, que
la abuela tejía muy concentrada y que el abuelo discutía con una teleoperadora uruguaya una nueva tarifa de Orange. M. jugaba
desenfrenado en el suelo. Debía estar preparando las 24 horas de Le Mans o algo así porque había coches por todas partes: Repartidos
por todo el salón, por el pasillo, debajo de los sofás, sobre las
baldas de la estantería, encima de la mesa del comedor... hasta me
encontré uno en el lavabo.
Cuando me puse a
recogerlos me acordé de un relato que leí hace tiempo. Se titula
“Gormittis” y es de Pilar Galán, una escritora extremeña
fabulosa. El cuento se lo dedica a su hijo Alfonso y en su último
párrafo dice así:
“Y cada mañana, al
recogerlos, me causa una ternura infinita que vinieras a poner todo
en su sitio y al mismo tiempo a dejar todo en desorden”
No podría encontrar
jamás mejores palabras para describir lo que siento.
ROSA
A mi desde que soy madre me pasa que aunque acabe todas las noches cansada de recoger juguetes, ropa, mochilas.... cuando veo dormidos a mis peques siempre tengo ganas de que llegue el día siguiente para seguir viviendo su alboroto...........
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