miércoles, 29 de mayo de 2013

RICARDO DARÍN O LA CLASE HECHA HOMBRE


    No es ningún secreto que me gustan los argentinos. Una vez oí decir a mi amiga C, la hija de mi amiga M, que a ella, cuando oye hablar a un argentino, se le caen las bragas. Esto suena pelín ordinario si lo dices en según qué foros pero cuando C lo dijo venía a cuento y nadie se escandalizó. Al contrario, todas asentimos al unísono. Para ilustrar lo que quiso transmitir sustituyamos la palabra “bragas” por su sinónima argentina “bombachas”. ¿A que es distinto? ¿A que ya suena bonito? Es un acento tan elegante y sensual que da igual si se utiliza para declarar amor eterno o para anunciar Coca-Cola. Siempre triunfa.

     Por regla general, me gusta todo lo argentino (la Kirchner no, esa me cae mal) pero el máximo exponente de este argentinismo desmedido que sufro es Ricardo Darín. Paso a enumerar alguna de mis razones:

    Porque es un actorazo como la copa de un pino. De un pino piñonero muy, muy grande. Por favor, no dejéis de ver “El mismo amor, la misma lluvia” (con ésta me enganché yo al cine argentino), “Nueve reinas” (a los chicos también os encantará) o “El hijo de la novia” (mi favorita). Son sólo las tres indispensables. Hay muchas más y en todas está magnífico.

    Porque aunque todas sabemos que hay dos tipos de hombres, los “casables” y los “empotrables”, hay excepciones que entran en las dos categorías. Mi Ricardo lo es. Me veo envejeciendo a su lado, criando a nuestros seis churumbeles, y también me veo con las bombachas en la cabeza dando rienda suelta a la pasión, al desenfreno y a lo que surja.

    Porque cuando sonríe se le ponen los ojos pequeñiiiitos y le salen unos hoyuelos en los que me quiero quedar a vivir. Siempre defendí que la horquilla de edad en la que los hombres están en su máximo esplendor es entre los 35 y los 45 años aunque, si he de ser sincera, cuantos más años cumplo yo, más abro la horquilla. Pues bien, Darín tiene 56 años y está que se rompe, el tio. Qué interesante, por dios. Qué mirada. Qué sonrisa. Qué todo.

CON OJOS PEQUEÑITOS Y HOYUELOS. AY, PICARÓN
   
   Porque es de esos hombres que sabe guardar el misterio sin resultar excesivamente misterioso o intrigante. Porque destila clase por todos los poros sin resultar demasiado sofisticado y porque además, le da la cara de ser muy inteligente y de tener conversaciones tremendamente interesantes.


A PUNTO DE COMENZAR UNA CONVERSACIÓN SUPERINTERESANTE

    Porque aunque se adivine que sus abdominales no son de tableta de chocolate, me da igual porque a mí siempre me han gustado más los huevos kinder. Porque le sientan de miedo las canas, las gafas y la barba. Esa media barba de “no tengo tiempo de afeitarme porque te estoy haciendo muchísimo caso, mi amor”. Esta frase no es mía pero me encanta y me da la gana plagiarla en este post.


QUÉ LIIIINDO, CHÉEE.

    Y porque cualquier día de estos me llama y me dice “Ché piva, vení que yo te espero”. Y me lo va a decir como sólo él sabe decirlo, así, dejándose caeeer, suaveciiiiito... y entonces yo lo dejo todo y me pillo un billete para Buenos Aires en menos que pía un pollo. Estoy ahorrando para el viaje. Ya tengo 48 euros. De momento, me voy a comprar bombachas nuevas, que ya me dice mi madre: “Las bragas siempre nuevas, hija, que puede surgir un imprevisto”. Creo que ella no se refiere a esto, pero el consejo vale lo mismo.

ROSA

3 comentarios:

  1. A mi este señor se me parece a mi suegro un montón!! Rocio

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  2. Me parece de los mejores actores del momento. Yo le sigo desde que vi el secreto de sus ojos. Es de las películas que te sorprenden (bueno, hablo por mi). Crees que va a ser una película más y no. Sobre el resto no opino. Ando sin bombachas

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