martes, 11 de junio de 2013

PARA TRIUNFAR CON LOS REGALOS

   Me encantan los regalos. No me parece que sean un invento consumista del Corte Inglés, me parece que son lo único bueno de los cumpleaños o las Navidades y creo que es una forma estupenda de demostrar cariño. No sólo me gusta recibirlos, también me gusta hacerlos. Lo que pasa es que los regalos hay que currárselos y no vale eso de “el detalle es lo que cuenta”. Sé que en ocasiones es difícil y por eso, y porque he leído recientemente un artículo que me ha inspirado, la verdad, os daré tres premisas básicas para acertar siempre, para no pifiarla, vaya.
   1. Los regalos tienen que ser personalizados. Eso no quiere decir que tengan que llevar el nombre del destinatario bordado a punto de cruz, sino que tiene que ser algo que sepas que realmente le guste a él o ella. Un poco de empatía, por favor. Regalar algo que te guste a ti en lugar de pensar en la otra persona es un grandísimo error. Que me perdone el novioparejamarido de mi compañera de blog, que sabe que le aprecio mucho, pero... un guante de beisbol? Una pelota de rugby? Hummm. Tampoco se puede intentar cambiar a alguien al regalarle determinada cosa. No voy a ser deportista porque me compres unas mallas y unas zapatillas de aerobic y no me va a gustar el vino porque me regales tres botellas, un decantador y un sacacorchos. Lo fundamental para no equivocarse es la observación. Normalmente en días previos a la fecha señalada, el cumpleañero/a comienza a enviar señales, a dar pistas. Ojito ahí. Si tu chica se pasa horas mirando escaparates de bolsos, o de relojes, o de agencias de viajes... ¿no te dice eso nada? Si jamás lleva joyas, ¿a qué viene este conjunto de colgante de oro con pulsera a juego? ¡Hay que prestar atención!

Un inciso: Si vais a regalar ropa, cuidadín con las tallas. Es frustrante que te regalen una camiseta que te quede paquetera y que encima te digan: “Cómo no vas a caber, si es enorme”. Me recorre un escalofrío todo el cuerpo sólo de pensarlo.


2. Tiene que ser especial. En la primera ocasión que mi ex tuvo que regalarme algo (creo que era Navidad) me quiso comprar una freidora. El colmo del romanticismo. Si vas a regalar algo “práctico” al menos que sea bonito. No me regales una bata, un juego de sartenes o una plancha por mucho que la necesite. Eso es cutre y sólo se permite si el receptor lo pide. A la hora de regalar siempre es mejor preguntar que cagarla aunque eso anula el factor sorpresa y hace menos ilusión. La opción “toma el dinero y cómprate lo que quieras”... mal, sólo vale para los adolescentes. Su variante “Cómprate lo que quieras y luego te lo pago” … peor, muestra un terrible desinterés. “Te regalo un cheque-regalo de tu tienda favorita”... regular, aprobado raspadín.


Anécdota familiar: En una ocasión mi madre se enamoró de unos pendientes que vio en una joyería  y se los compró. Aprovechando que era mediados de febrero, cuando llegó a casa le dijo a mi padre: “Mira qué pendientes más bonitos me has regalado por el día de los enamorados”. Mi padre los miró y con esa flema fantástica que tiene contestó: “Me alegra haber acertado. Estaba preocupado porque no sabía si te gustarían.” Qué bueno.

   3. El regalo tiene que llegar a tiempo. Por favoooorrrr... Fundamental. No quiero decir con esto que si mi cumpleaños cae en miércoles y yo vivo en Tineo y tú en Alpedrete tengas que mandármelo por MRW (aunque no estaría mal); pero si hoy es sábado por la noche, estamos celebrando mi cumple en un restaurante estupendo, has sido invitado con suficiente antelación y me sueltas “¿Y yo qué te regalo?”  te odiaré siempre. Bueno, a lo mejor no siempre siempre, pero en ese momento te odiaré mucho. Con toda la intensidad de la que soy capaz.

   A mí particularmente me gustan los regalos perecederos. Me he ido dando cuenta con el transcurso del tiempo. No necesito conservar algo durante toda la vida para recordarlo como un regalo muy especial y así, además, no acumulo cosas en casa, que la mía es muy pequeña. Un ramo de flores nunca falla y sorprende muchísimo al recibirlo, un viaje sorpresa o estancia en un hotel o casa rural es de lo mejor que se me ocurre, un buen jamón ibérico con un vino fantástico (sí me gusta el vino, lo de antes sólo era un ejemplo), un paseo en globo aerostático, una experiencia relajante tipo spa, masaje o tratamiento de belleza...

  El cumpleaños de Rocío es el 26 de agosto y el mío el 15 de Septiembre. No digáis que no avisamos con tiempo.

ROSA

6 comentarios:

  1. pues a mi que me parece todo un invento consumista. sera por eso que cuando regalo (cosa que no me gusta nada) o cuando me regalan (cosa que tampoco me gusta nada porque tengo de todo XD) me gusta que sean cosas practicas. lo del cumple puede pasar, lo de reyes me horroriza, yo te regalo, tu me regalas, mira no, seamos prácticos comprate lo que te de la gana que ya hago yo lo propio. que poco sentido de la magia y la sorpresa verdad?, que le voy a hacer. Si mi mente opera así, quien soy yo para negarme a mi mismo?

    ResponderEliminar
  2. No son un invento consumista porque los regalos existen desde antes que el dinero. En la prehistoria ya se hacían regalos. Estaba de moda regalar piedras de sílex y ropa interior de piel de mamut, que lo sé yo.

    ResponderEliminar
  3. Me apunto a esos regalos de piel de mamut y piedras de silex. habra prueba de amor mas grande y relacion que la resista, que tener los santos cojones (perdon por la expresion) de no hacer regalos en fechas señaladas?. ahi si se demuestra que el amor puede con todo.

    ResponderEliminar
  4. Tienes razón, anónimo. No es necesario hacer regalos en las fechas señaladas. De hecho, es mejor recibirlos cualquier otro día. Qué lástima que es el argumento que defienden los que no hacen regalos nunca, ni en días señalados ni en el resto.

    ResponderEliminar
  5. Hola, soy otra anónima, Sandra, (ahora ya no, je, jeee....) Pues a mí me gustan los regalos, tanto hacerlos como recibirlos, si fueran un invento del corte inglés también me gustarían, no todo el consumismo tiene porqué ser negativo, activa la cadena de producción y todos vivimos de eso..., aunque reconozco que hay una parte un tanto delicada que llevo especialmente mal, y es, la cara que se te queda cuando un regalo que te hace alguién te parece que es de cachondeo cuando en realidad iba en serio...ejemplo. Yo vivo en Tenerife, mi cuñado (que espero que no lea esto) nunca, jamás hace regalos,pero un año dos o tres días después de mi cumpleaños se presenta en mi casa con un paquetito envuelto, ay madre!, empecé a sudar...lo abro y me encuentro con un cuadro de material sintético imitando barro, en el que estaba dibujado en relieve el Teide con una palmera y una inscripción debajo también en relieve que ponía "recuerdo de Tenerife"...¿alguién entiendo algo?,no sabía si era de coña y reir,o si iba en serio y llorar, pues bien, iba en serio ...solo dije, muchas gracias por acordarte...uf! qué trago!

    ResponderEliminar