martes, 24 de septiembre de 2013

EL PRÍNCIPE INDECISO

            Érase una vez un reino muy lejano en el que reinaba un anciano rey (todo ello valga la redundancia) venerado y admirado por todos sus súbditos por su bondad, inteligencia y carisma. Sin embargo, tras muchos años de feliz reinado, el monarca se encontraba cansado de las responsabilidades propias de la corona y además estaba aquejado por un fuerte dolor de cadera, así que consideró la posibilidad de abdicar y decidió hablar a su primogénito de la siguiente manera:

   - Amancio hijo, (el príncipe tenía nombre de triunfador, pero aunque había sido educado en los mejores colegios de Suiza y sólo se prodigaba con gente ilustrada le faltaba un quéséyo que no le hacía despuntar demasiado, la verdad). Bueno, pues eso, que el rey le dijo:

  - Amancio hijo, yo ya soy viejo y me encuentro cansado. Creo que es el momento de retirarme a descansar y que tú ocupes mi puesto. Eres el heredero y has sido preparado para ello concienzudamente.

   - Pero papiiiiii, que yo lo que quiero es ser DJ... Precisamente mañana tengo un bolo en un polígono del extrarradio y voy a pinchar junto a Pocholo, Paquirrín y Fonsi Nieto (que manda güevos lo del mundo del tecno, apunto yo)

    - No me vengas con esas Amancio, que tienes más cuento que uno que tenía mucho. Tú a partir de ahora eres el nuevo rey porque lo digo yo y punto, que para eso soy tu padre. (Hay cosas que no cambian ni en la realeza) De todas formas, hay un asuntillo que me gustaría que resolvieras antes. Tienes que casarte.

    - ¿Quéeeeee? Pero si soy muy joven y tengo toda la vida por delante...

   - Que te casas y ya está. Nunca se ha visto un rey soltero y tú no vas a ser la excepción. Y nada de bailarinas de streeptease de esas con las que sales o modelos de poca monta, que luego van al Sálvame y estamos en boca de todas las monarquías europeas. Mañana te traeré a tres candidatas. Espero que tu decisión sea meditada, responsable y certera. Ahí el rey se puso serio y acojonaba un poco.

    Así que Amancio se resignó, se tomó en serio la elección y se dispuso a conocer y evaluar a las tres aspirantes como si de una oposición a judicaturas se tratara. Puso todo su empeño en elegir a la mejor consorte para su futura vida y nuevo reinado con el mayor de los rigores. Para ello ideó un plan.

   - Chicas, os voy a hacer entrega de un sobre con 3000 euros a cada una. Podéis hacer con ellos lo que queráis. Después me contaréis en qué los habéis invertido y yo tomaré mi decisión. No disponemos de mucho tiempo. En menos de un mes saldrá el anuncio oficial del compromiso en el BOE.

Transcurrió el tiempo establecido y la primera aspirante al puesto expuso así:

    - Alteza, he de decir que utilicé mi dinero como creí que mejor sería para ti. He recorrido el mundo de uno al otro confín para poder ofrecerte todo tipo de delicatessens y prepararte el mejor ágape con el que pudieras soñar. Hay riquísimas andaricas del Cantábrico, exquisitos embutidos ibéricos de Extremadura, los mejores quesos franceses, el mejor vino italiano... todo para agasajarte mi amor.

La segunda candidata se picó y enseguida replicó:

    - Pero yo te convengo más, querido Amancio. He pasado este tiempo en un centro de belleza para ser la mujer más guapa que hayas imaginado. Fíjate, fíjate. He hecho un tratamiento de queratina para mi pelo y está tan sedoso... La presoterapia ha hecho que mi piel esté firme. Me he hecho la manicura y la pedicura, me ha maquillado Lewis el maquillador de las estrellas y me he vestido con los mejores diseños de la Milán Fashion Week. Y todo ello para gustarte a tí, querido mío.

La tercera escuchaba atenta y se levantó solemne para decir lo siguiente:

   - Ay Amancio, Amancio. No te dejes llevar por absurdos alardes. He estudiado en Harvard, tengo varios masters en Economía y una amplia experiencia en este campo para aprovechar esta oportunidad como tú te mereces. Te voy a demostrar que seré la esposa más inteligente que puedas tener. He cogido tus tres mil euros y los he invertido en bolsa. Tras varias operaciones y transacciones he conseguido multiplicar tu dinero por cien. Aquí tienes tus 300,000 euros. Si me das algo más de tiempo conseguiré hacerte rico, muy rico. Tendrás todo lo que deseas: yates, joyas, lujos, palacetes en Pedralbes...

   Pues bien, llegado este punto Amancio no sabía qué hacer. Estaba inquieto, aturdido y terriblemente indeciso. Antes de que le diera un tabardillo prefirió retirarse a sus aposentos para pensar.

Y pensó, pensó, pensó...
Pensó, pensó...
Pensó...

Y un día, por fin, tomó una decisión.

¿Sabéis a quién eligió?
Venga, que es fácil
¿A quién elegirías vosotros?
Pues eso, eligió... a la que tenía las tetas más grandes.


   Este cuento lo conozco desde hace muuuuucho tiempo y me ha llegado de nuevo a través de  Facebook. Imagino que muchos de vosotros lo conoceréis, pero no me quiero quedar con las ganas de publicarlo. Me parece que es muy divertido aunque, gracias a dios, no es real como la vida misma … ¿O sí?

     He hecho una versión libre, por supuesto. Ya os hacéis cargo. 


ROSA

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