martes, 17 de septiembre de 2013

JUNTOS SÍ, PERO SIN REVOLVERNOS

   Ojeando una revista científica de esas tan serias que habitualmente leo y justo al lado de un reportaje sobre cómo limpiar las impurezas del cutis tras el verano, me encuentro un artículo que me llama la atención sobre la independencia y el amor. Me interesa y me quedo. Qué cosas, ahora resulta que le han puesto nombre a lo mío. Me informo de que formo parte de una nueva tendencia en el mundo de la pareja, cada vez más en el alza, que se denomina “LAT”. No sé si debo decir que soy una LAT o que formo parte de una LAT, pero el caso es que me siento identificada con ello, que pertenezco a ese club. LAT son las siglas de Living Apart Together, la forma anglosajona de decir nuestro más castizo “Juntos pero no revueltos”. Es decir, las LAT son parejas que deciden no compartir nada más allá de buenos ratos. No viven juntos, no comparten hipoteca, ni recibos, ni hijos, ni parientes... No tienen proyecto común de futuro ni quieren tenerlo. No quieren renunciar a su independencia aunque eso no significa que no se quieran. Quiere decir que no existen entre ellos más vínculos que los emocionales y la convivencia, concebida en su forma tradicional, no entra en sus planes. No se trata de algo transitorio. No queráis apuntaros a esta filosofía de vida tan molona si resulta que por motivos de trabajo tu chico está en Tineo y tú en Jaraíz de la Vera. Eso no vale. Tiene que ser una decisión elegida, no motivada por las circunstancias.

    El perfil de la mujer LAT está bien claro. Dicen lo sociólogos que andan estudiando el tema que “Se trata de una mujer madura, que ha tenido otras relaciones anteriores, normalmente con alguna carga familiar, que trabaja o que tiene independencia económica”. Aquí levanto la mano entusiasmada y digo “¡Servidora!”. Debo aclarar algo. No es que yo no crea en el matrimonio ni en el “Hasta que la muerte nos separe”, es que creo que no es para mí. Lo intenté y fracasé. Debe pasarme como a Joaquín Sabina que dice que él “no da bien de marido”. Pues eso, yo no doy bien de casada. No sé por qué y no me paro mucho a pensarlo, pero la vida que llevo ahora me gusta mucho más que la que he llevado antes. Antes tenía una visión mucho más tradicional de la pareja, sí, pero nunca dije que yo fuera coherente. Ahora pienso que lo mío es mío, lo tuyo es tuyo y cada uno con sus hijos, sus familias, sus asuntos y sobre todo sus manías. Veo a mi “simpatizante” dos o tres veces por semana, lo justo para llegar a echarle un poquitín de menos y así nunca me canso. Hacemos viajes, tenemos citas, cenamos en sitios estupendos, nos reímos, hablamos muchísimo (los que nos conocen están pensando “mucho, mucho”) y nos lo pasamos pipa. Discutimos poco (o nada) y si uno de los dos tiene el día malo y no está de humor, se va para su casa y no le amarga la tarde a nadie. Otra cosa a destacar de las parejas LAT es que, al no caer en la monotonía, las relaciones sexuales son mejores. De eso no voy a comentar nada, que este blog lo leen mis padres y les respeto mucho, pero sí diré que no compartir humores corporales, rutinas mañaneras y pedos ayuda a mantener el encanto. Y eso es algo muy recomendable siempre.


            Sé que algunos de mis amigos no entienden este tipo de relación  y también sé que muchos me envidian profundamente. Curiosamente, los segundos son las más veteranos, los que más años de convivencia llevan con sus parejas. Los que no lo entienden están recién casados o llevan poco tiempo conviviendo. Ya caerán del guindo, ya.

    Una cosa importante. Para que el proyecto LAT funcione tienen que ponerse las cartas encima de la mesa desde el principio y tiene que haber un entendimiento mutuo. Las dos partes tienen que estar completamente de acuerdo y caminar en la misma vía. Si yo quiero mantener mi independencia a toda costa y tú quieres formar una familia, tener hijitos y comprar un adosado con jardín en el extrarradio, esto va a petar. Cruje y chirría por todas partes. Uno de los dos sufrirá fijo. O ambos.

     Pues esa es la transgresora filosofía de los LAT y la mía propia. No se parece mucho a lo que Rocío expuso en su último post ¿verdad?. Con este discurso que me he marcado no pretendo pontificar. Yo soy LAT, me gusta y lo recomiendo, pero cada uno es muy libre de opinar lo que quiera. El debate está servido.

            Sandra, ¿tú qué dices?


ROSA

9 comentarios:

  1. Aquí el otro medio LAT, suscribo íntegramente la filosofía LAT-ROS, y la disfruto igualmente.
    Probablemente esta tendencia vaya sumando adeptos. En favor de los tradicionalistas tengo que decir que les resulta mas fácil determinadas cosas, que solo, cuestan el doble; crianza de niños, casa, coche... pero bueno, quizás merezca la pena...
    "El Simpatizante"

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  2. Pues yo digo como el "simpatizante" que cada uno vive las relaciones como más les plazca. Pero lo cierto es que cada uno tiene la relación que por circunstancias de la vida le ha tocado vivir. Si Rosa no hubiese "fracasado" (como dice ella) en su matrimonio seguro que hubiera hablado maravillas de la vida en convivencia. Yo no puedo opinar de los LAT, me parece una opción como otra cualquiera. Entiendo este tipo de relaciones, aunque no comparta de momento su filosofía. Entre otras cosas porque me gusta la compañía, aunque también la independencia. Y si se tiene las dos cosas, pues estupendo. Vaya rollo que he soltado, ¿os estaré dando mucho la LATa?.

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  3. No creo, supongo que no se trata solamente de intentar defender la postura que vives, sino la que piensas que es la mejor, y si tienes mucha-mucha suerte por eso la vives así. Hay muchos ejemplos donde no concuerda lo que piensas con lo que haces,(alimentación, ocio creativo, ejercicio y salud, ritmo de trabajo...) como casi todo en la vida, si lo meditas; nada es como debiera ser, ni como nos gustaría que fuera y mucho menos como sería razonable que fuera, SINO QUE LAS COSAS SON COMO SON.

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  4. Rouse, eres mi ídolo, lo sabes, en mi próxima vida seguiré tus pasos, y si tengo amnesia, ruego me des con una madreña en la cabeza para recuperar la memoria, esta será la señal...
    No digo con esto que mi matrimonio vaya fatal Eh???, es solo que igual cambiando de fórmula podría ir incluso mejor...

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  5. Oye Rouse tirame a mi la otra madreña....en fin....

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  6. estoy seguro k si os viene un un hombre k os vuelva locas y quiere una relacion convencional dejais de ser la LAT cagando leches.

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  7. Conociendo a Rosa, creo firmemente en lo que dice.
    La veo feliz, no se inventa nada. La cara es el espejo del alma y a ella la cara le delata.
    Al principio me resultaba bastante difícil entender su postura, incluso pensaba que era un poco egoísta...todos queremos lo bueno de las cosas y lo malo lo evitamos pero no siempre se puede escoger. La cuestión es ¿quién decide lo bueno y lo malo de una relación?¿No deben hacerlo los que se relacionan?. En las amistades solemos huir de esas personas que empozoñan todo, a las que todo les parece fatal, esas que en el día a día sólo ven sombras...pues, ¿por qué razón no decidir que se quiere para compartir?
    El problema surge cuando alguno quiere más que el otro, pero no es el caso...ya que el "simpatizante"está completamente de acuerdo...pues llegados a este punto, poco más que decir.
    Por cierto, hay a quien le van bien los tríos, las relaciones abiertas, los que se conforman en un matrimonio constreñido, los que con o sin matrimonio se aman, los que se aman a sí mismos...de todo hay en esta "vidita" y todo respetable, máxime cuando a lo que se aspira es a ser feliz... ¿alguien piensa que hay algo más importante? Pilar P.

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    1. Ay, Pi. Qué bien hablas. Dios te ha bendecido con el don de la palabra y , por qué no decirlo, con un garbo y un salero...

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    2. Chapeau! No se puede hablar mejor. Tu comentario lo resume todo.

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