viernes, 22 de noviembre de 2013

HACIA BELÉN VA UNA BURRA

    No me gusta la Navidad. Vaya eso por delante. No me gustan las fiestas en las que te obligan a pasártelo bien por decreto y la Navidad es el más claro ejemplo de esto. Todos somos felices, todos estamos llenos de buenos sentimientos, todos mostramos nuestro amor, mucho ji ji ji, mucho muá muá muá... ¡Ja!. Y en abril puñaladas traperas. Este año, no obstante, prometo esforzarme y fingir ilusión y entusiasmo hasta el infinito porque mi hijo ya se va enterando de las cosas y creo que son unas fiestas para los niños, en los que ellos sí que disfrutan. Pobrecito, él no tiene la culpa de que su madre sea Ebenezer Scrooge, el personaje de “Un cuento de Navidad” de Dickens.




    La antesala de la Navidad siempre es la cena de empresa. Tengo una amiga que trabaja en una gran superficie comercial de origen francés (cuyo nombre comienza por Carre y termina por four) que me ha dicho que su cena es esta semana ya. Ni siquiera esperan al mes de Diciembre. Puede parecer precipitado pero si piensas que llevan vendiendo polvorones desde el día del Pilar, casi que lo ves normal. En esas cenas pasan muchas cosas (yo recuerdo algunas gloriosas) y de casi todas se termina arrepintiendo uno. Y es que el alcohol tiene un peligro... Uno que se pasa y le dice al jefe cuatro verdades a la cara, otra que se queda corta y se le ven las bragas y lo que no son las bragas, dos que terminan enrollándose en el váter para sorpresa de unos y cachondeo de todos... Un sinfín de acontecimientos. Al día siguiente te mueres de vergüenza y le echas la culpa al chachachá. No te queda otra.

    Después llegan las reuniones familiares. La Navidad es como la casa de Gran Hermano, lo magnifica todo. Conozco varias personas condenadas a juntarse con su familia (política o consanguínea) que antes preferirían romperse un brazo. Hermanos con relaciones más tormentosas que los de Pimpinela, primos que no pueden verse ni en pintura... Lo que recomiendo es pasar de todo, concentrarse en el plato y darle duro al langostino sin escuchar lo que dice el matao de tu cuñao. Yo paso de comidas especiales. Te gastas una pasta y encima engordas tres kilos. Este año le he pedido a mi madre que el día de Navidad haga cocido y en Nochevieja me parece el colmo del lujo cenar huevos estrellados con muchas patatas fritas. Estoy pensando que no sé si me libraré de engordar unos gramillos. Por cierto, para los que me seguís habitualmente y sabés que estoy haciendo dieta: ya he perdido cinco kilos. Aplausos y vítores.

  Siguiendo con mi espíritu antinavideño tampoco me gusta decorar la casa en estas fechas. Ni espumillón, ni bolas ni gaitas. Me consta que mi socia en esto del blog ya ha puesto el árbol en su casa. Alucino. Me ha mandado una foto que sin su permiso voy a publicar. Muy mono y muy elegante, pero estaréis conmigo que pelín adelantado. Yo me he comprado (por el niño, todo por el niño) el portal de Belén de Playmóbil. Todos los demás me parecen cursis. Viene con los personajes habituales y un angelote, tres borreguitos, una hoguera y una paloma que debe ser el Espíritu Santo. Lo que no trae es ningún caganet, qué pena, con lo que me gustan a mí los caganets.

 
 

    Estaréis conmigo que el tema del momento es el anuncio de este año de la lotería de Navidad. A estas alturas ya lo habréis visto todos. Montserrat Caballe tiene mirada de psicópata y a Rafael no le caben los dientes en la boca. Me dan mucho, mucho, mucho, miedito. Es verlo y un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Con deciros que al niño no le dejo que lo vea. En todas las redes sociales se oye un único clamor: Que vuelva el calvo.

www.youtube.com/watch?v=Iwk8-wDcaEc
 
    Como decía al principio, este año y los venideros prometo esforzarme un montón y hacer que mi hijo disfrute a tope. Pasearemos por la ciudad para ver la iluminación navideña (tanto en Gijón como en Cáceres), le llevaremos la carta con la lista de regalos al paje real del Corte Inglés, iremos a la cabalgata de Reyes y esa noche les pondremos en casa anís, galletas y cebada para los camellos (coño, ¿dónde se compra la cebada?). Esos son mis buenos propósitos navideños. Eso sí, no pienso cantar ni un villancico. Hasta ahí podíamos llegar. No soporto el momento ese en el que todo el mundo se pone en plan yomerremendabayomerremendé y lo dan todo agarrados a una botella de anís. A mí el único villancico que me gusta es éste:
 
www.youtube.com/watch?v=xbHI6nMsVHE
 
   Advierto que es muy bonito pero tremendamente pegadizo. También lo cantan juntos la calentorra de Maria Carey y Justin Bieber, pero como ambos me caen mal, me gusta más la versión de los Vázquez Brothers. No obstante, también pongo el enlace y se lo dedico al parejo de Ro.

www.youtube.com/watch?v=fGFNmEOntFA
 

   Os deseo que disfrutéis, en la medida de lo posible, de esta Navidad. Yo intentaré hacer lo mismo. A ver qué remedio.

ROSA

P.D. All I need for Christmas is you.




 

3 comentarios:

  1. La navidades merecían la pena de pequeñas ehhh! Te acuerdas? (Otra vez los gordos), nuestra gran obra de teatro jiji.pero ahora puf.pero por los peques!!!, pondremos algo de...espíritu navideño jjjj.un besote.San.

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  2. Si se que vas a publicar mi árbol de navidad..hubiera quitado la bolsa, el cojín, el sofá, el cuadro... tienes un peligro...

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  3. Lo mejor es el adelanto de las rebajas. Feliz Navidad y feliz resto del año!

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