martes, 1 de octubre de 2013

DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE TORPEZA

            Creo que no es la primera vez que menciono en este blog que soy muy torpe. No torpe como se entiende en Extremadura por torpe, pues no soy poco inteligente (ni mucho), sino que me falta habilidad, destreza, maña... Que soy una manazas, vaya. Tengo “manos de mantequilla” o como alguna vez me han dicho en el trabajo, tengo las manos que parecen los pies de otro. Todo se me cae, en todo tropiezo y con todo me choco. Soy una calamidad. Cuando Dios repartió habilidad yo había ido a ponerme las mechas, está claro. Si a eso le añadimos que soy bastante despistada, la tragedia está asegurada. Me pongo a hacer gazpacho y vierto la mitad del agua, me corto al pelar el pepino, un kilo de tomates rueda por el suelo de la cocina y me mancho toda la camiseta. El gazpacho me sale riquísimo pero pago un alto precio. Es harto improbable que yo cocine algo sin tener que fregar después un montón para arreglar el desaguisado. Por cierto, no se os ocurra sacar la batidora del recipiente sin aseguraros de que ha dejado de girar. No voy a entrar en detalles, pero desaconsejo esta práctica. 

            Yo sé que la gente “hábil” se desespera con nosotros “los torpes” y me parece muy injusto. ¿No os dais cuenta de que no lo hacemos a propósito? No quiero frivolizar pero es una especie de pequeña minusvalía, una incapacidad que sufrimos, y con esas cosas hay que tener paciencia. Los que me conocen bien y saben de mis limitaciones intentan ponérmelo fácil. “Rosa, tú lleva los vasos a la mesa, pero llévalos de dos en dos ¿eh, bonita?”. “Mecagüenelsarcasmoylaironía”, voy diciendo entre dientes mientras hago viajes y viajes de la cocina al comedor y del comedor a la cocina. Después les veo a ellos transportar pilas de platos como si tal cosa, me vengo arriba y pienso “Oye, pues yo también puedo”. Balance final: tres copas rotas. Me da una rabia... pero qué le voy a hacer, es mi idiosincrasia.


            Ayer metí en el microondas una taza con una bolsita de manzanilla. Así, sin más. Se me olvidó echarle el agua. Ni que decir tiene que también desaconsejo esta práctica. La taza hubo que tirarla, el microondas se ha quedado con un sospechoso color beige (pensé que tenía que tirarlo también) y el olor a chamusquina tardará muchísimo en irse. La lié parda.

Si es que soy más lista que los ratones coloraos.


ROSA

7 comentarios:

  1. ja, jaaaa, mujer, piensa que esos pequeños detalles que se convierten en anécdotas nos hacen las vida más divertida a los demás...lo tuyo no es torpeza es altruismo puro!. Muuuuak!

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  2. Nóóóó; eso no es verdad.-

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  3. Lo deo microondas igual tiene solución con limpiarlo con limón.lo de tu "torpeza despiste" no le des importancia yo me parezco bastante jjjjj es....una cualidad nuestra jjjjj.san.

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  4. Ves se me coló una o.san.

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  5. Acabas de usar la imagen que me pongo en mi perfil cuando juego al poker!!!!

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  6. Sube al piso de arriba y verás el mismo sospechoso color beige y el mismo olor a chamusquina.

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