miércoles, 17 de julio de 2013

MONSTER HIGH VERSUS PRINCESAS DISNEY

   En Gijón me quedan pocas amigas, pero de las buenas. Es lógico que me queden pocas porque llevo veintiún años fuera de allí y tampoco me he molestado mucho en contactar con gente del colegio o del instituto. Además, no paso tanto tiempo allí como para necesitar mucha más vida social. Con ellas me basto y me sobro. Son amigas desde hace mucho tiempo, esto ya lo he dicho en otros post, desde la más tierna infancia. Dos de ellas son Rocío y su hermana y las otras dos Ana y Sandra. Ya sabéis que esta última vive en Tenerife, pero en verano está en Gijón y nos vemos. De hecho, yo pido mis vacaciones en función de las de ella para coincidir. Así es la cosa.
Pues bien, el viernes pasado las junté a todas y salimos de farra. Sé que mezclar pandillas no siempre funciona, pero estaba completamente segura de que no iba a fallar. La idea fue de Rocío. Habíamos planeado una cena para nosotras tres (ella, su hermana y yo) y me dijo “¿por qué no les dices a Ana y Sandra que vengan?”. Me puse muy contenta cuando todas aceptaron, sobre todo Ana, que siempre anda cansada. Pues flaqueó en algún momento antes de salir de casa, pero después estuvo animadísima. El ambiente de preparativos fue de lo más divertido. Ana dijo que se lo iba a poner todo. Tenía dos vestidos para estrenar (yo pasé miedo, pensé que se iba a poner los dos a un tiempo), unas sandalias de cuña y se iba a pintar mogollón. Iba a usar y abusar de cosas tan inusuales como el iluminador y el antiojeras. Como preveía venir andando desde el barrio periférico donde vive, después de recoger a Sandra, decía que seguro que llegarían como dos Monster High viejas: Derrengadas y con toda la cara llena de churretones. Esto es como lo de las Barbies geriátricas de Vicky Beckam, pero en versión más actual. Nada más lejos de la realidad, llegaron a la cita como dos adolescentes: frescas y lozanas.
   Sandra llevaba unas sandalias de tacón de aguja de alrededor de veinte centímetros. Pecata minuta para ella. Aquí hago la puntualización de que tanto ella, como Ana, como servidora medimos 1,75 m. Me quito el sombrero por la elegancia y naturalidad con las que caminó toda la noche allí subida.
   Yo estaba muy nerviosa porque sabía que había mucha competitividad. Las mujeres somos así. El pelo me quedó fatal, era una mezcla entre un pelocho y Puyol, pero me preocupaba más la ropa. Me probé varias cosas y me decanté por el blanco integral hippy-chic. Lástima que Rocío y su hermana también se decantaran por el mismo color y el mismo estilo. Parecíamos las chicas del coro de Julio Iglesias. Para otra vez hay que consensuar antes. Es fundamental.
   Pues eso, que yo estaba en éxtasis de la ilusión y tenía entusiasmo para regalar. Tal y como había planeado salió todo genial, como si nos conociéramos todas de toda la vida. Muchísimas risas, vino (desde aquí mis disculpas por romper una copa en un garito de cuyo nombre no quiero acordarme), buena comida, más risas, más vino, muchas anécdotas, consejos, críticas (siempre constructivas) a nuestros maridos, novios y simpatizantes, dolor de barriga de las risas, dolor de cabeza al día siguiente del vino... Rocío recordó el famosísimo viaje a Londres que hicimos hace varios años. Qué juego nos da. Es que la dueña de la casita maravillosa donde se hospedaba su hermana (Ro y yo estábamos en un Bed & Breakfast mucho más cutre) era hipercomplaciente y ella estaba superestreñida...y... bueno, que nos dio para imaginar mucho.
   Espero que salgamos más veces. Desde aquí lo propongo. La semana que viene cuando vuelva a Gijón ¿vale chicas? Ah! También quiero aprovechar para dar las gracias a todos los colaboradores que se quedaron cuidando a nuestros hijos esa noche y al novioparejamarido de Rocío que nos repartió por nuestras casas en su maravillosa furgoneta. Él venía de cenar en la sidrería Tropical, que vaya un nombre para una sidrería.
   No tengo fotos del encuentro, pero he buscado imágenes de las Monster y me han molado. Me pido la rubia!!!
   De todas formas, yo a mis amigas las veo más bien como Princesas Disney: Guapas, dulces, elegantes, con buen corazón, bellas por dentro y por fuera... Por eso la imagen que más me gusta para ellas es esta:

Un besazo para las cuatro. O uno para cada una, vaya.

ROSA

3 comentarios:

  1. Queremos foto de ese momento coristas de Julio Iglesias... No nos creemos que no haya documento gráfico ...

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