Mostrando entradas con la etiqueta mujer. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mujer. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de mayo de 2013

LA IMPORTANCIA DE SER MADRE




CON MI SOBRINA  CUANDO NACIÓ

¡Tata! ¡Que ya viene mamá!- Me gritó mi sobrina con una sonrisa de oreja a oreja. Por Dios, como quiero a esta niña, tanto como si fuera mía…, de hecho aquel día había estado conmigo desde por la mañana y no quería que se fuera, si al menos se quedara un día más… ¡Nos llevamos tan bien! Luego confieso que, en general, cuando veo llegar a su madre y ella me deja  para correr a abrazarla me siento algo … ¿vacía?. Y es que el amor de madre y esa vinculación que nace entre padres e hijos, es algo que envidio y que creo que nunca experimentaré. Ya lo decía una de mis blogueras de moda  con referencia al día de la madre que se celebró la semana pasada: “Felicidades a las madres que por el hecho de serlo ya son especiales”.
Me temo que esa forma de ser especial no va conmigo y no por eso dejo de preguntarme si me estaré equivocando y si en un futuro anhelaré esas sensaciones que dicen tener. Por las circunstancias de la vida, me estoy alejando cada vez más de la idea de ser madre, a pesar que hoy en día y según voy teniendo cada vez más años, estoy rodeada de amigas que son madres, y entre ellas Rosa que lo ha sido de una manera especial.
Y es cierto que por este motivo me planteo si seré un “bicho raro” al concebir la vida sin hijos. No creo ya en los estereotipos de mujer sin hijos como una mujer amargada, desde luego que yo nunca me sentiré así. Creo que tendré menos dolores de cabeza, menos preocupaciones, más tiempo para mí, para viajar, mayor libertad para mis aficiones, para compartir mi vida con mi chico, solos los dos, sin tener que pensar en hijos… Puede que sea una postura egoísta pero es lo que pienso. Son muchas las horas que me paso trabajando y no tendría tiempo para estar con ellos, y desde luego que no me gustaría dejar de trabajar para atenderlos. Tampoco quiero dejar a mis hijos a cargo de otras personas, aunque sean mis padres o mis suegros, que es lo que tendría que hacer si los tuviera, como todo el mundo, y no culpo a nadie por ello no me malinterpreteis, pero esa no es mi idea de tener hijos.
Volviendo a recordar los consejos que habitualmente me da mi amiga Rebe, que fue madre hace muy poquito. Una vez preguntándole por este tema me dijo: “Yo soy muy feliz con mi niña Ro, pero antes de tenerla también lo era…” Hasta aquí todo bien hasta que continuó: “Es otra forma distinta de felicidad”. Y aquí de nuevo vuelven mis dudas.. 

ROCIO

"LO MÍO"

           Me dicen los amigos que cuente “lo mío”, que va a gustar, que cuando ellos lo cuentan despierta mucho interés. Además, viene al caso después de la reflexión que acaba de hacer Rocío. De acuerdo, ya que insistís... hago así como que me cuesta para hacerme la interesante, pero la realidad es que me encanta hablar del tema.
           Soy madre soltera por elección. Esto quiere decir que lo soy y que lo quiero seguir siendo. La mayoría de las madres solteras hemos convivido previamente con una pareja, y generalmente la ruptura ha sido dolorosa, incluso en los casos en los que hemos sido nosotras las que decidimos romper. Estoy plenamente convencida de que no quiero vivir con un hombre en casa, aunque eso no signifique que no pueda tener pareja, pero sin compartir techo y sin que él tome decisiones sobre la educación de mi hijo, mi vida en general o mi familia en particular.
            Ya digo, en mi caso la cosa estaba clara: Quería tener un hijo y lo quería tener sola. La gente de mi entorno sabe que desde hace mucho tiempo lo tenía claro. Anda que no dí la brasa con el tema. Gracias a dios, un embarazo de soltera ya no provoca rechazo social. Puedo decir orgullosa que sólo me encontré apoyo a mi alrededor. Y no sólo apoyo moral o psicológico. Hubo hasta quien me ofreció dinero para el tratamiento y quien me dijo “Aquí estaré para lo que tú quieras y a la hora que tú necesites”, “Te cuidaremos mucho”, “Debes hacerlo” y muchas más cosas sinceras de verdad. Si alguien no estuvo de acuerdo con la decisión o pensó que me equivocaba, tuvo a bien callarse y yo se lo agradezco. Mis padres, tras el shock inicial, lo aceptaron y fueron mi principal pilar. Ay, si no fuera por ellos. Qué sería de mí.
             Lo primero es informarse claro. Fui a una clínica de reproducción con el único propósito de que me contaran todo lo que yo necesitaba saber. Pensaba yo que con 37 años aún no tenía prisa. Ingenua de mí. El ginecólogo me explicó lo de la edad biológica, la reserva de óvulos y me dijo las palabras clave “Estás dejando pasar tu último tren”. Aaaaarggg. Aunque en la consulta guardé la compostura, cuando salí me puse a correr como un pollo sin cabeza.  El momento adecuado era ya. Ya. Sin dilación.
            De todo el tratamiento, lo que más curiosidad despierta es lo del donante de esperma. Mi “semillita” venía de Barcelona. Os diré que trabajan con una profesionalidad tremenda. Cada viaje (no sé con qué palabra definirlo porque “eyaculación” me parece muy fuerte) cuesta 400 y pico euros. Pero qué es eso, si lo que te dan a cambio son ocho millones de bichitos. Si echáis la cuenta, sale barato. Te preguntan cómo eres tú físicamente (raza, talla, peso, color de ojos, piel y pelo) y advierto que no te dejan elegir cómo quieres que sea tu bebé. En el caso de las mujeres solteras buscan a un donante con fenotipo parecido al tuyo, para que el crío se parezca lo más posible a ti. No se puede elegir el sexo del bebé (otra pregunta que surge siempre). No es legal en España. Yo me cansé de decirles que quería niña, por si colaba, pero ni caso.
            Fueron tres inseminaciones artificiales (fracasadas, claro) y una fecundación in vitro (esa fue la buena). Durante todo el año que duró el proceso no dudé ni un sólo momento de que más tarde o más temprano lo conseguiría, lo juro.  Supe que estaba embarazada un 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. Paradojas tiene la vida.
 Mi hijo es rubísimo, blanquito y con los ojos azules más bonitos que hayáis visto en toda vuestra vida . Siempre bromeo con que el donante era un estudiante nórdico con beca  Erasmus. Averigua tú.
          A veces surgen dudas, cómo no, pero no creo que sean diferentes a las de cualquier otra madre: ¿Sabré educar a mi hijo? ¿Le podré dar todo lo que necesite? ¿Será feliz?. No tengo las respuestas. Sólo sé que le adoro, que le quiero por encima de todo y que daría hasta mi misma vida por él. Él a cambio me da risas, besos y una cosa que tengo aquí, agarradita al pecho, que al principio pensé que eran gases y que ahora sé que es una felicidad inmensa. ¿Se puede pedir más? 

ROSA


Feliz Fin de Semana. El lunes regresamos....