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miércoles, 15 de mayo de 2013

ESTOY MAYOR....




    Y como diría mi amiga Violeta, no tengo edad. El médico de mi madre dice que a partir de los cuarenta empiezas a sentir todo el cuerpo. A notar que lo llevas, vaya. Si yo hago hoy inventario tengo más de siete síntomas. A saber: relacionados con huesos, dolor de las rodillas y espalda; de órganos internos, retortijones de ovarios y acidez de estómago y derivados de la primavera,  los ojos inyectados en sangre y como dos puñaladas en un tomate y la nariz congestionadísima. 
  
   Estoy hecha una piltrafilla humana. Si muevo la cabeza, muevo el pie, muevo la tibia y el peroné noto que el esqueleto me cruje. Quiero pensar que no estoy vieja, que estoy crujiente pero no sé yo. Además estoy lacia. Floja, blanda. Cuando digo blanda no me refiero precisamente a la turgencia de mis carnes, que también, sino a la de espíritu. ¿Será astenia primaveral? Tiene que serlo porque yo de normal no soy así. En otras circunstancias, ahora mismo me calzaría las zapatillas de deporte, me pondría las mallas, la cinta del pelo, los calentadores, el emepetrés y hala! a correr! Pero así no, que va, que va, de ninguna de las maneras. Hoy no voy a hacer deporte. Si mi culo sigue entrando en caída libre sé que terminarán por picármelo las palomas, pero prefiero asumir el riesgo.

   No tengo ganas de ná. Menos mal que no tengo mucho que hacer hoy. Tengo que acompañar a mi hijo a la pisci. Qué desfachatez, qué mentira más gorda acabo de soltar. Como no me gustan las piscinas (ni que se me moje el pelo y estropeen los rizos, ni estar perfectamente depilada siempre, ni cómo me sienta el gorro ese maldito...) he liado a mi padre  para que vaya con su nieto. Aclaración: mi hijo es chiquitín y no puede ir solo. Lo dicho, que el güelito además de pagar el cursillo (¡esos abuelos como molan, se merecen una olaaaaa!!!!), acompaña al nieto religiosamente todos los lunes y los miércoles. Un lujo. Lo peor es que en la piscina se tiene que quitar las gafas y a veces se confunde de niño. Y desde aquí hago un llamamiento: Científicos del mundo ¿para cuando las gafas progresivas inempañables? Jolines, tanto avance tecnológico, tanta gaita y no inventan las cosas importantes y supernecesarias... Yo me pondría al tema, pero es que hoy estoy tan lacia...

ROSA


   NO WOMAD, NO CRY



   Aquí os dejo unas fotos del Womad para que os hagáis una idea de la que se lía en esta ciudad. Son de un amigo que me ha dejado claritas dos cosas: La primera que él no fotografía  músicos ni escenarios, sino el ambiente y la segunda que no le mencione. Ahí queda eso.



©J ESTEBAN



©J ESTEBAN





©J ESTEBAN





©J ESTEBAN
ROSA

lunes, 13 de mayo de 2013

ESAS PEQUEÑAS COSAS...


            


            Hace algún tiempo leímos en el blog de Nuria Roca (otra vez sale ésta) una lista de cosas que ella titulaba como ME GUSTA/NO ME GUSTA y que nos dio pie a Rocío y a mí a reflexionar un poco. Nosotras, que tenemos un espíritu de superación terrible, fuimos más allá e intentamos plasmar en nuestras propias listas esas cosillas que nos amargan o alegran el día, que nos cabrean o nos ponen como unas castañuelas, que adoramos o no soportamos. Como nos pareció gracioso y nos sirvió para conocernos más, lo queremos compartir con vosotros. Hoy empiezo yo. Ya digo, no se trata de cosas importantes. Si fuera así  tendría que decir que lo que más me gusta es que la gente de mi entorno sea feliz y lo que más odio es a los energúmenos que abusan de niños o ancianos. Sólo se trata de recopilar esas “pequeñas cosas”, como cantaba Serrat, que te sacan de quicio o te hacen decir “Aysss...” Pues eso.

Adoro:

   -Cuando mi hijo se ríe en sueños. Hay dos cosas preciosas relacionadas con bebés: la primera es oír sus carcajadas y  la segunda es verles dormir. La combinación de las dos es lo más de lo más.
   -Descubrir que me quedan bien los pantalones de hace tiempo. Esta experiencia para las que nos fluctúa el peso más que el precio del barril de crudo es de las que más ilusión hace. Algunas me entenderéis. El chándal del Naranjito no vale, eh? Que en el 82 se llevaba la ropa muy ancha.
   -Ver parejas mayores paseando de la mano. Que no digo yo que no vayan así para evitar sacar los andadores a la calle, que siempre incomodan,  pero a mí me enternecen muchísimo.
   -Encontrarme una moneda (billete mejor) en un bolso o pantalón del año anterior. Una vez me encontré 80 euros! Y no los había echado en falta! Si me pasa eso ahora, después de los recortes de Mariano...
   -El olor a ajo frito. Si lo hicieran en eau de toilette me lo echaría todos los días. Fijo.
   -Cuando me toca una patata frita que viene doblada.  Si a vosotros también os pasa esto , nunca compartáis una bolsa conmigo: soy implacable.
  -Que me laven el pelo. De los mejores placeres confesables. Ummmm.
  -Que me digan “mi niña”. Me pone más tontorrona...






No soporto:

   -Cuando se me cae algo y al recogerlo tiro otra cosa, y me agacho y tiro otra...etc, etc. Así soy yo, con mis luces y mis sombras.
   -Cuando me dicen que la tortilla no tiene cebolla y me la encuentro en la boca. No es agradable verme hacer arcadas. Y no hay necesidad.
  - La gente que se queja mucho porque le gusta dar penina. ¿A que todos conocéis a alguien así? Esos pobres de espíritu que intentan captar la atención de los demás de esa manera. Al final, la gente se cansa. Que lo sé yo.
   -Las personas que te echan el aliento al hablar. Puaaajjj!!!¿Qué pasa con la distancia mínima de seguridad?
   -Las braguitas que se te meten por la canaleta.  Sin comentarios.
  -La chicha que sale a los lados de la espalda cuando aprieta el sujetador. En combinación con lo anterior te puede arruinar el día.
   -El olor del perfume de las señoras que van a misa de ocho. Insufrible. Me parece que una que causa furor se llama “Joya” ¿Por qué no usan colonias fresquitas, de azahar, de rosas o de ajo frito?
   -Que me digan “señora”. Grrrrr.

ROSA

María Rozalén es una cantautora manchega que acabo de descubrir y me gusta mucho, mucho. Ha hecho un grandísimo trabajo con su amiga Beatriz Moreno combinando música y lenguaje de signos. Me parece original, fresco y muy divertido. Espero que os guste tanto como a mí. Aviso: la canción es súperpegadiza.



ROSA OTRA VEZ

viernes, 10 de mayo de 2013

LA IMPORTANCIA DE SER MADRE




CON MI SOBRINA  CUANDO NACIÓ

¡Tata! ¡Que ya viene mamá!- Me gritó mi sobrina con una sonrisa de oreja a oreja. Por Dios, como quiero a esta niña, tanto como si fuera mía…, de hecho aquel día había estado conmigo desde por la mañana y no quería que se fuera, si al menos se quedara un día más… ¡Nos llevamos tan bien! Luego confieso que, en general, cuando veo llegar a su madre y ella me deja  para correr a abrazarla me siento algo … ¿vacía?. Y es que el amor de madre y esa vinculación que nace entre padres e hijos, es algo que envidio y que creo que nunca experimentaré. Ya lo decía una de mis blogueras de moda  con referencia al día de la madre que se celebró la semana pasada: “Felicidades a las madres que por el hecho de serlo ya son especiales”.
Me temo que esa forma de ser especial no va conmigo y no por eso dejo de preguntarme si me estaré equivocando y si en un futuro anhelaré esas sensaciones que dicen tener. Por las circunstancias de la vida, me estoy alejando cada vez más de la idea de ser madre, a pesar que hoy en día y según voy teniendo cada vez más años, estoy rodeada de amigas que son madres, y entre ellas Rosa que lo ha sido de una manera especial.
Y es cierto que por este motivo me planteo si seré un “bicho raro” al concebir la vida sin hijos. No creo ya en los estereotipos de mujer sin hijos como una mujer amargada, desde luego que yo nunca me sentiré así. Creo que tendré menos dolores de cabeza, menos preocupaciones, más tiempo para mí, para viajar, mayor libertad para mis aficiones, para compartir mi vida con mi chico, solos los dos, sin tener que pensar en hijos… Puede que sea una postura egoísta pero es lo que pienso. Son muchas las horas que me paso trabajando y no tendría tiempo para estar con ellos, y desde luego que no me gustaría dejar de trabajar para atenderlos. Tampoco quiero dejar a mis hijos a cargo de otras personas, aunque sean mis padres o mis suegros, que es lo que tendría que hacer si los tuviera, como todo el mundo, y no culpo a nadie por ello no me malinterpreteis, pero esa no es mi idea de tener hijos.
Volviendo a recordar los consejos que habitualmente me da mi amiga Rebe, que fue madre hace muy poquito. Una vez preguntándole por este tema me dijo: “Yo soy muy feliz con mi niña Ro, pero antes de tenerla también lo era…” Hasta aquí todo bien hasta que continuó: “Es otra forma distinta de felicidad”. Y aquí de nuevo vuelven mis dudas.. 

ROCIO

"LO MÍO"

           Me dicen los amigos que cuente “lo mío”, que va a gustar, que cuando ellos lo cuentan despierta mucho interés. Además, viene al caso después de la reflexión que acaba de hacer Rocío. De acuerdo, ya que insistís... hago así como que me cuesta para hacerme la interesante, pero la realidad es que me encanta hablar del tema.
           Soy madre soltera por elección. Esto quiere decir que lo soy y que lo quiero seguir siendo. La mayoría de las madres solteras hemos convivido previamente con una pareja, y generalmente la ruptura ha sido dolorosa, incluso en los casos en los que hemos sido nosotras las que decidimos romper. Estoy plenamente convencida de que no quiero vivir con un hombre en casa, aunque eso no signifique que no pueda tener pareja, pero sin compartir techo y sin que él tome decisiones sobre la educación de mi hijo, mi vida en general o mi familia en particular.
            Ya digo, en mi caso la cosa estaba clara: Quería tener un hijo y lo quería tener sola. La gente de mi entorno sabe que desde hace mucho tiempo lo tenía claro. Anda que no dí la brasa con el tema. Gracias a dios, un embarazo de soltera ya no provoca rechazo social. Puedo decir orgullosa que sólo me encontré apoyo a mi alrededor. Y no sólo apoyo moral o psicológico. Hubo hasta quien me ofreció dinero para el tratamiento y quien me dijo “Aquí estaré para lo que tú quieras y a la hora que tú necesites”, “Te cuidaremos mucho”, “Debes hacerlo” y muchas más cosas sinceras de verdad. Si alguien no estuvo de acuerdo con la decisión o pensó que me equivocaba, tuvo a bien callarse y yo se lo agradezco. Mis padres, tras el shock inicial, lo aceptaron y fueron mi principal pilar. Ay, si no fuera por ellos. Qué sería de mí.
             Lo primero es informarse claro. Fui a una clínica de reproducción con el único propósito de que me contaran todo lo que yo necesitaba saber. Pensaba yo que con 37 años aún no tenía prisa. Ingenua de mí. El ginecólogo me explicó lo de la edad biológica, la reserva de óvulos y me dijo las palabras clave “Estás dejando pasar tu último tren”. Aaaaarggg. Aunque en la consulta guardé la compostura, cuando salí me puse a correr como un pollo sin cabeza.  El momento adecuado era ya. Ya. Sin dilación.
            De todo el tratamiento, lo que más curiosidad despierta es lo del donante de esperma. Mi “semillita” venía de Barcelona. Os diré que trabajan con una profesionalidad tremenda. Cada viaje (no sé con qué palabra definirlo porque “eyaculación” me parece muy fuerte) cuesta 400 y pico euros. Pero qué es eso, si lo que te dan a cambio son ocho millones de bichitos. Si echáis la cuenta, sale barato. Te preguntan cómo eres tú físicamente (raza, talla, peso, color de ojos, piel y pelo) y advierto que no te dejan elegir cómo quieres que sea tu bebé. En el caso de las mujeres solteras buscan a un donante con fenotipo parecido al tuyo, para que el crío se parezca lo más posible a ti. No se puede elegir el sexo del bebé (otra pregunta que surge siempre). No es legal en España. Yo me cansé de decirles que quería niña, por si colaba, pero ni caso.
            Fueron tres inseminaciones artificiales (fracasadas, claro) y una fecundación in vitro (esa fue la buena). Durante todo el año que duró el proceso no dudé ni un sólo momento de que más tarde o más temprano lo conseguiría, lo juro.  Supe que estaba embarazada un 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. Paradojas tiene la vida.
 Mi hijo es rubísimo, blanquito y con los ojos azules más bonitos que hayáis visto en toda vuestra vida . Siempre bromeo con que el donante era un estudiante nórdico con beca  Erasmus. Averigua tú.
          A veces surgen dudas, cómo no, pero no creo que sean diferentes a las de cualquier otra madre: ¿Sabré educar a mi hijo? ¿Le podré dar todo lo que necesite? ¿Será feliz?. No tengo las respuestas. Sólo sé que le adoro, que le quiero por encima de todo y que daría hasta mi misma vida por él. Él a cambio me da risas, besos y una cosa que tengo aquí, agarradita al pecho, que al principio pensé que eran gases y que ahora sé que es una felicidad inmensa. ¿Se puede pedir más? 

ROSA


Feliz Fin de Semana. El lunes regresamos....